viernes, 24 de julio de 2015

Lira - Parte XV Final

XV. Cuando hemos llegado al pueblo se escuchaban gritos y lloros en la plaza, los hombres nos indican que mantengamos la cabeza agachada, ellos están ahora con el arma apoyada en el hombro, apuntando, y uno de ellos se asoma a mirar en la esquina del edificio en el que estamos apoyados.
-Son los fascistas- el hombre deja de mirar- tienen a casi todos los nuestros. Están haciendo recuento para mandarlos en los camiones a fusilar.

En ese momento se escucha arrancar un camión, y seguidamente un grito tras mi espalda.

-¡Están aquí!- Los hombres están apuntando al que acaba de dar la alarma y aprietan el gatillo.

-¡Corred!- Todos los hombres de la plaza corren hacia nosotros- ¡Se han escuchado disparos!

Los hombres echan a correr, Lira me coge la mano para llevarme con ella, pero todavía me duele la cicatriz en el estómago. Ella sigue intentando tirar de mí, pero yo siento que me desvanezco en el suelo, y la cabeza me duele muchísimo.

Veo a Lira frente mí, junto a su padre que me observa con una pistola en la mano. Lira está llorando, intenta acercarse a mí pero su padre le pega una bofetada y dos hombres la sujetan.

-Hijo- Está justo enfrente mío- Has tenido la mala suerte de tener el padre que tenías, si se hubiera limitado a trabajar y callar tu familia no habría sufrido todas estas desgracias. Supongo que ya no importa, no queda nadie para llorarla.

El mira hacia su hija, vuelve a mirarme, martilla su arma, apunta a mi cabeza y dispara.

Ahora ya no siento nada, solo el frio terrible de esta enorme oscuridad que me rodea.

miércoles, 22 de julio de 2015

Lira - Parte XIV

XIV. No podía evitar mirar su espalda, totalmente desnuda con la piel suave a las caricias del viento, como la fina piel de los melocotones maduros, de un tono anaranjado pálido y con un bello minúsculo, casi imperceptible, dotando su cuerpo de una belleza cada vez mayor.

Se quitaba lentamente el blanco vestido, bajándoselo para sacarlo por las piernas, la parte superior rozaba su fino vientre, toda su espalda desnuda era todo lo que deseaba ver desde hacía mucho, no podía decírselo, pero siempre había deseado, desde el primer momento en que vi su sonrisa, verla desnuda. Y ahora ahí estaba, girando levemente la cabeza para sonreírme, con sus pechos al aire, acariciados por el dulce sol y el aroma de las jaras, a un solo giro de mostrarse ante mí, en todo su esplendor. El momento que más había deseado desde mucho tiempo atrás estaba a punto de suceder, un instante para poder contemplar su gran belleza, tenía decidido que la besaría, la acariciaría y confesaría mi amor, pues estar al borde de la muerte me enseñó a no esperar siempre los acontecimientos, a buscarlos yo mismo, si no llegan, a hacerlos llegar.

Entonces, caminando entre las rocas que con las riadas de invierno son el curso del río, a mi izquierda, aparecieron cinco hombres con escopetas a los hombros, dos hablaban entre ellos, otros dos colocaban sus armas en posición defensiva, el primero nos apuntaba. Miré fugazmente hacia Lira, estaba vestida de nuevo y se había acercado a mí, aferrándose a mi brazo como las cerezas, la una a la otra. Los hombres se acercaron a nosotros, sus rostros me eran conocidos, los había visto por el pueblo de juerga, trabajando y al que nos estaba apuntando lo había visto alguna vez con mi padre.

Me observó un instante.

-¿Tú eres el hijo de Agustín, el de la calle oscura, no?-.
Vacilé un instante, ahora todos los hombres tenían las escopetas encaramadas a los hombros por la correa de cuero negro que las amarraba de la culata y el cañón.

-Si soy yo-.

El hombre esbozó una pequeña sonrisa, una mueca casi de dolor, todos me miraban fijamente.

-¿Y la chica?- Preguntó nuevamente el hombre.

–Es amiga mía, vive en mi calle-.

La observaban a ella, el hombre me tendió la mano para ayudarme a levantar.

-Tenéis que venir conmigo, no es seguro que estéis solos por aquí, podrían encontraros-.

Podrían encontrarnos, ¿Quiénes podrían encontrarnos?

-No entiendo, ¿Quién podría encontrarnos?-.

Los hombres se habían girado para marcar de nuevo la marcha hacia la salida, por la valla que minutos antes Lira y yo habíamos atravesado.

-Cómo, ¿No te has enterado?-.

Me quedé perplejo, no sabía de qué me hablaba, pero algo gordo debía ser.

-El día antes del entierro de tu padre estalló la guerra civil, las tropas de Marruecos han pasado a la península comandados por el general Franco, y desde el norte, el general Mola avanza conquistando territorios, el asesinato de tu padre fue el primer asesinato de la zona, desde entonces las batallas han ido sucediéndose, desde Navalmoral de la mata, un escuadrón ha llegado hace apenas una hora al pueblo. Los que somos republicanos hemos cogido las armas y nos hemos echado al monte, y tú tienes que venir con nosotros, hay algunas personas que se la tienen jurada a tu familia-.
No sabía qué decir, un instante antes mi única preocupación era expresarle a Lira mi amor, ahora, en cambio, la guerra acechaba y mi vida estaba en peligro.

-¿Y mi madre?-.

El hombre bajó la mirada, cogió con sus manos el gorro y lo estrujaba entre ellas, pude ver una pequeña calva que asomaba en su coronilla.

-Lo siento-.

lunes, 20 de julio de 2015

Lira - Parte XIII

XIII. En la plaza no hay nadie, todas las personas se han ido después de la pasada del camión. Por el pueblo solo andan los camiones de algún vendedor ambulante y éstos hacen que la gente se acerque a la plaza y no lo contrario. Es extraño, pero no me preocupa, tal vez han decidido hacer una misa especial en honor a los mineros muertos en Asturias durante las represalias del ejército, un poco tarde, pero aquí las noticias tardan en llegar.

La mora queda bastante lejos para ir andando en mi estado, a unos tres o cuatro kilómetros. Uno de mis amigos y yo nos encontramos una moto tirada en un precipicio a las afueras del pueblo, no estaba del todo mal y pudimos arreglarla, no es una joya pero servirá para llegar a la mora. Lira y yo vamos andando a un viejo garaje a la entrada del pueblo, guardamos la moto allí para que nuestros padres no nos la confiscaran. Lira camina con paso ligero, parece flotar sobre las redondas piedras del suelo, su pelo ondea suavemente, desprendiendo su particular aroma dulce tan agradable, de vez en cuando me lanza una efímera mirada, tal como el fugaz susurro del viento. Su sonrisa brilla como siempre, no puedo evitar mirarla pues una sensación de un extraño cosquilleo invade mi interior, un dulce aletear de golondrinas y jilgueros. Caminamos cerca el uno del otro y noto cómo poco a poco se acerca más a mí, lentamente hasta rozarse suavemente nuestras manos, caricias de un corderito a su madre en el preámbulo del sueño, mientras la vigilia se disipa en el infinito manto celeste del firmamento, me da la mano tímidamente, con tiento, cautelosamente, invitándome a responder a sus pequeños apretones, hablando sin emitir palabra alguna.

La moto es muy antigua, tiene un largo asiento negro raído, en las esquinas puede verse la gomaespuma, la pintura es prácticamente inexistente, la roña se ha apoderado de la carcasa de metal, en un tiempo verde, ahora de un tono rojo anaranjado con puntitos repartidos de un naranja oscuro, muy próximo al negro. No le queda mucha gasolina, creo que habrá suficiente para ir y volver, si no, improvisaremos. El motor, a pesar de su antigüedad, tiene gran potencia, Lira está agarrada con los brazos alrededor de mi pecho, el viento nos acaricia el rostro, aplicando fuerza sobre nosotros, intentando impedirnos avanzar.

El trayecto no ha sido demasiado largo, ha sido muy liberador, por fin he podido ser libre, con la chica que hace latir mi corazón, sin ninguna atadura y con el paisaje, olivos, jara, romero e higos chumbos a mi alrededor, invitándome a liberar me alma al viento y dejarme llevar por la carretera hasta el fin de los días. La entrada a la mora es un pequeño camino de tierra naranja, tal vez marrón muy claro, a la izquierda de la carretera. Las ruedas de la moto levantan un polvorín a nuestro paso, siento latir el corazón de Lira en mi espalda, tras el roce de sus senos.

Hemos dejado la moto aparcada bajo la sombra de un gran árbol. Una gran puerta de metal entreabierta anuncia la entrada a la mora, la garganta está junto a una vieja piscifactoría abandonada, un camino de unos cuatrocientos metros, una pequeña `laza de tierra, un viejo parking, y un agujero en la red verde son el camino a seguir para llegar a la garganta. El camino está infestado de marrones agujas de los pinos, se amontonan año tras año, poco a poco.

La garganta está rodeada por piedras redondas, todas de diferente tamaño, grises con puntitos negros, azules e incluso rojos. Yo de pequeño pensaba que se trataba de granito. Son redondas, el río les de esa forma al arrastrarlas con las riadas invernales. El sol lleva varias horas calentándolas, al pisar sobre ellas, descalzos, quitamos los pies rápidamente, parecemos críos dando saltitos, casi lo somos, sobretodo Lira.

Me he sentado sobre una gran roca, contemplando el entorno, el charco mide aproximadamente quince metros de largo, desde mi izquierda hasta el frente, tras éste puede verse un gran lago, a lo lejos, separado del charco por algunas piedras y varios tipos de hierbas acuáticas. A mi izquierda un largo camino de piedras se aleja, es un camino por el que pasan pastores con cabras y ovejas, más arriba hay otro charco, no recuerdo su nombre.

Lo más extraño es la falta de gente, normalmente todos los críos vienen aquí a bañarse, yo solía venir con mis amigos hasta que tuvieron que empezar a trabajar, es algo extraño, inquietante. Lira tiene ya los pies metidos en el agua, hasta los tobillos, se ha desabrochado los botones de la espalda, puedo vérsela desnuda, como sus hombros, brillando bajo el fulgor centellante de cada vez más candente sol.

viernes, 17 de julio de 2015

Lira - Parte XII

XII. La tormenta amainó, ha salido de nuevo el sol y las calles se han calentado a unos treinta grados. En la plaza la gente se amontona, algunos charlan alrededor del pilón mientras rellenan los cubos de agua o dan de beber a las mulas, otros caminan tranquilamente, una pareja de ancianos se mira a los ojos cogidos de las manos, se besan y se juran amor, el amor que los acompaña desde sus tiempos mozos, hace más de cincuenta años.

Me he podido levantar, así se ve mucho mejor la plaza. Lira mira hacia la ventana, sonriente, saludando con una mano mientras se acerca hacia la casa del doctor. No la veía desde hace un par de días, mi madre tampoco viene a visitarme desde el funeral de mi padre, no sé cómo está y el doctor Ruiz no me deja salir. Lira está tan bella como siempre, incluso más, su abuela le ha comprado un vestido nuevo, se lo encargó a una amiga suya que consigue telas desde Madrid, unas preciosísimas, estampados con lilas, azucenas…  El vestidito de Lira es blanco en la parte de la falda y de color crema pálido en la de la chaquetilla, así sus ojos verdes, de esperanzadoras luces bohemias, y su dulce piel blanca acanelada destacan más con los finos rayos de sol que acarician suave y ligeramente su rostro, sus labios rosas carnosos.

Solo puedo pensar en escaparme del presidio de esta casa, coger de la mano a Lira y huir corriendo a la mora para poder darnos el fresco baño con el que sueño hace tiempo, pero ella siempre está ocupada, yo tengo la barriga cosida más que una muñeca de trapo de la época de Quevedo y aparte, mi madre y la guardia de asalto no me dejan salir de la casa, aunque pudiera hacerlo, ni dejan que nadie a parte de Lira y el doctor me visite, no hasta descubrir quién y por qué mataron a mi padre, el porqué para mí y el resto del pueblo está claro, el quien para ellos también pero no pueden tomar medidas represoras hasta que sea demostrado y los tribunales dicten sentencia. La democracia socialista es lo que tiene.

Lira. Se acaba de acercar y me ha obligado a sentarme.

–Vámonos, no aguanto más encerrado en esta casa, quiero oler las flores, ¡darme un baño!- Ella me está sonriendo sentada a mi lado.

–Está bien, vámonos a bañar, pero me preocupa tu barriga- Le sonrío acariciándole la mano derecha, le guiño un ojo.

 –No te preocupes, estoy bien-.

El doctor se fue hace unas dos horas, le veía preocupado, recogió varias prendas en una maleta de cuero y me dijo que se tenía que ir de viaje a Madrid, algo malo había pasado y tenía que prestar atención médica.  Así que estoy solo en la casa, su hija está en casa de su abuela, a las afueras del pueblo, tengo vía libre para irme a donde quiera, después del baño iré a visitar a mi madre.

He encontrado una camisa vieja de color verde militar y unos pantalones raídos de tela caqui en el armario de la alacena, me ha parecido escuchar unos camiones en la plaza, alguien decía algo que no he logrado entender, no sé qué pasaría, supongo que sería el gitano que vende melocotones, sandías y melones.

Lira está esperando ya en la entrada, sonriente como siempre, con las manos cogidas la una de la otra por la parte delantera, lleva el pelo suelto, las mejillas brillantes y los dientes de perla centellean entre sus angelicales labios. El sol anuncia el calor del mediodía a través de la puerta entreabierta, el aroma de romero me llama como la mar al marinero, el agua quiere purgar mi cuerpo cochambroso, hilvanado.

martes, 14 de julio de 2015

Lira - Parte XI

XI. La libertad no es un estado alcanzable, somos esclavos en democracia, en dictadura. De la política o de la economía, de la familia, del hogar. El ser humano lleva luchando siglos por su libertad, la revolución francesa fue la más influyente, la que hizo creer que de verdad éramos libres. Pero no es real. Vuelven los monarcas, los políticos degeneran, la lucha ha menguado, las ganas se disipan. Siglos de sangre derramada, luchas sin final por un ideal se seguirán durante toda la existencia de la humanidad. Las guerras no acabarán, las sumisiones no acabarán, la sangre seguirá regando las tierras del mundo.

En estos momentos se está derramando, mi padre, por mucho que me duela, es sólo uno de los muchos que caerán defendiendo un ideal. La guerra no cambia nunca, nunca dejarán de existir mientras la codicia y la envidia sean parte del pensamiento humano. Seguirá muriendo gente por los ideales ajenos.

domingo, 12 de julio de 2015

Lira - Parte X

X. No ha salido el sol, durante la noche ha venido del norte una tormenta, llueve a mares, incluso truena. Es un día triste. Mi madre no está, vino a verme por la mañana, llevaba un velo negro, la falda, zapatos y rebeca a juego. Sus ojos rojizos destacaban como el carbón en la Antártida. Lleva llorando ya tres días, desde la muerte de mi padre.

Yo, por mi parte, llevo tres días postrado en la cama, en casa del doctor, y la verdad, es muy aburrido. Me paso las horas mirando por la ventana. Escucho a los pajarillos cantar, tomar el sol, revolotear felices en pareja, enamorados.

Pero hoy no. Hoy es un día oscuro. Las nubes ocultan al sol, los pajarillos no cantan, los pajarillos no están. Puedo entretenerme viendo las gotitas arremeter contra los cristales de la ventana, como kamikazes en guerra, balas contra la tapia de cualquier cementerio.

Es un día triste, es 18 de julio del año 1936, mi padre fue asesinado hace tres días, a mí me dispararon, por los derechistas y falangistas del pueblo. Mi padre era republicano y socialista, un rojo, como ellos lo llamaban, profesor y concejal de cultura en el ayuntamiento del pueblo, afiliado a Izquierda Republicana y muerto a causa de la bronca iniciada tras los asesinatos de Castillo y Sotelo. Tuve suerte de no morir.

Ceniza a la ceniza, hoy es su entierro. No podré asistir, mi madre estará sola.
No he podido ver a Lira, el sol no está, el campo es negro, la luna acecha…

viernes, 10 de julio de 2015

Lira - Parte IX

IX. El sol brilla dentro de la habitación, ha logrado colarse entre las pequeñas florecillas de las cortinas. La luz rebota entre las cuatro paredes blancas, en el entorno se cuece una neblina amarillenta, un aroma dulce, templado.

Mi madre acaba de darse cuenta de que la estoy mirando, se acerca hacia mí.

Unas motas de polvo brillan frente a la ventana, tras ésta, puedo ver uno de los picos de la sierra de Gredos. Bajo éste, alcanzo a poder ver la parte superior de algunas casas de la plaza. No estoy en mi casa.

–Hijo, ¿Cómo te encuentras?- Mi madre me ha cogido de la mano, sus ojos están rojos y vidriosos, ha estado llorando.

–Bien- Toda la parte del estómago me está matando de dolor pero mejor no asustarla. -¿Dónde estamos, de quien es la casa?-  Apenas puedo hablar, me duele todo al hacerlo. Lira ya no está, supongo que habrá ido a dormir un poco antes de ocuparse de sus tareas diarias.

–Estamos en la casa del doctor Ruiz, te quedarás hasta que estés mejor-. Le sonrío y asiento con la cabeza. Vuelvo a mirar por la ventana, las motas de polvo siguen flotando alrededor de ésta, parecen luciérnagas acechando bombillas por la noche, hombres acechando a mujeres, hombres acechando a hombres.

Me apetece nadar y contemplar cómo mi torso comienza a burbujear, enfriándose, en plena ebullición, igual que la luciérnaga tocando la bombilla. Los cuernos del toro embolado intentando atravesar la piel de cualquier corredor. Al salir de aquí buscaré a Lira, iremos a Milchones, tal vez a la Mora, a darnos un buen baño. Podré ver su cuerpo. -¿Dónde está Lira?- Mi madre miraba con los ojos fijos y la mente abstraída en cualquier momento de los últimos días, ahora se ha vuelto para mirarme, sus ojos están sitiados por lágrimas de nuevo.

-¿Quién?

miércoles, 8 de julio de 2015

Marionetas

Son unas marionetas,
estúpidas marionetas
para un estúpido mundo.
Todos con sus sonrisas hipócritas
caminando por las calles,
haciendo prejuicios,
moliendo esperanzas.
Sonríen con sus múltiples personalidades,
destazan las entrañas de los mas débiles,
engañan y hacen que caigas en sus infiernos.
Soy una de las mejores marionetas.


viernes, 3 de julio de 2015

Lira - Parte VIII



VIII. Lira sonriente es la primera imagen al abrir los ojos, la única imagen retenida en mi memoria hasta la eternidad, me mira a los ojos, su sonrisa es más amplia, se gira para avisar al doctor, una luz blanca me ciega el ojo izquierdo, luego el derecho.

–Está bien, lo peor ha pasado, sobrevivirá-. Ella vuelve a acercarse, me mira de nuevo fijamente a los ojos, se aproxima lentamente, siento su respiración mezclándose con la mía, cerramos los ojos a la vez, sus labios rozan los míos, son suaves como la seda, la oscuridad en mis ojos cambia, surgen líneas lilas, verdes, campos verdes, castellanos, aguas del Duero, olmos de Segovia, la sonrisa de Lira, una blanca mariposa, la mirada de Lira, la blanca mariposa, el rostro de Lira, blanca mariposa.


¡Sed felices! 

miércoles, 1 de julio de 2015

Lira - Parte VII

Parte VI

VII. No hay nadie en las calles del pueblo, las luces de las casas están encendidas, las cabezas observan tras las ventanas. Mi caminar es pesado, voy descalzo sintiendo el cemento de las calles en los pies. Parecen fundirse con el suelo, me cuesta levantarlos del cemento. Apenas me mantengo en pie, la cabeza me da vueltas, la mirada observa todo, no retiene nada, no sé si estoy quieto o en movimiento. Algunas puertas comienzan a abrirse, las señoras del cacareo salen, como siempre, a enterarse de lo ocurrido. Unas se llevan las manos a la boca, intentando contener un grito, otras se acercan a mí lentamente.

Mi rostro golpea el suelo bruscamente. No puedo moverme, no tengo fuerzas, no tengo vida. Alguien me toca, un calor terrible me comienza a devorar las entrañas, el fuego atrapa mi estómago, arde fieramente, como el fuego devora los montes secos, lo hace con mi interior causando un dolor insoportable. No puedo hacer nada, solo gritar, gritar como alma que lleva el diablo, como un cerdo en san Martín, a sabiendas de que su muerte cercana acecha. Grito. Una mariposa blanca ronda mi cabeza, dos puntos verdes en sus alas me observan, me engullen.

Grito.



¡Sed felices! 

martes, 30 de junio de 2015

Una de musica- Buble

Hablemos de Buble.

Michael Buble.
¿Para que darles canción por canción
 si puedo darles dos horas de exquisita música?
Se que dos horas parece pesado pero deses escucharlas 
Cuando vayas a tu trabajo, a tu escuela, en el metro,
autobús, al hacer limpieza.
Espero que las disfrutes




Se responsable de mi amor

Lamento no haber subido estos últimos días 

Dame una razón para que me vaya
porque yo te daré tres para quedarme.

Quizá mentí,
lo hice
y te quedaste.
Dibujando una constelación
en mi,
curando heridas,
creando un futuro incierto
no tan alejado de nosotros.
Sentí tus labios cada noche
en el desierto de los míos
despertando, sin duda,
mi interés a tus misteriosos ojos.
¿Es posible que la vida sea
explicada en treinta días?
Tu me la has mostrado,
has dejado pequeñas notas
en la nevera cada mañana
con pequeños versos,
Has creado otra yo
a la que no le da miedo mirarse
en el espejo.
¿Que me has hecho?
¿Que clase de hechizo has puesto
sobre mi?
¿Acaso tus encantadores ojos
me han hipnotizado?
Entonces dejemos lo todo,
podemos ser.

Me has enamorado
ahora...¡Hazte responsable!


Gracias por leer, comentar y ser un seguidor. Es importante para nosotros tu opinión.
Dale like en Facebook y finalmente: Escribe y lee, no para ser mas inteligente sino para ser menos ignorante.

Ahora se responsable ;)





viernes, 26 de junio de 2015

Lira - Parte VI



VI. El sol sale cada mañana atravesando los olivares de alrededor del pueblo, ilumina los riachuelos, las gargantas donde nos solemos bañar mis amigos y yo durante el calor asfixiante, se prolonga los tres meses del verano, algunas noches no logro conciliar el sueño, mi cuarto está en el piso superior de la casa, a la derecha, está la puerta del balcón. Es una habitación muy pequeña, hay una cama y un armario que ocupa casi el resto de la pared donde está la puerta del balcón, en la esquina tengo una mesilla alta, una cajonera, junto al cabezal de la cama, dejando unos veinte centímetros entre ésta y la cama.

Cuando no puedo dormirme salgo al balcón, observo si alguien pasea por la calle, siempre está desierta. El fresco suele haberse apoderado de la calle, el ambiente está tranquilo, el suave viento del sur pasea a lo largo del pueblo aroma a jara y romero, el olor de las huertas, los olivos, el frescor de las charcas y las gargantas.
Me pongo un cigarrillo entre los labios, con unas cerillas- en mi casa abundan, en cada rincón hay cajas de cerillas- lo enciendo, inhalo, exhalo. Me apoyo sobre la barandilla a observar la noche, la calma soberana de estas horas, la tranquilidad se respira, se palpa.

Una luz de farolillo se acerca lentamente, pensativa, por la calle oscura, de frente. Su caminar es pensativo, lo hace a tientas para no despertar a nadie. Son dos hombres y un burro, el farolillo va atado al cuello del burro, se balancea suavemente, con movimientos controlados, sutiles caricias perdidas en el viento se alejan lentamente, al ritmo del mundo. Sigo fumando el pitillo, casi he acabado con él. El farolillo se detiene justo debajo de mi balcón, el silencio se rompe cuando escucho aporrear una puerta, el sonido proviene de dos lugares, un pequeño eco parece sólo venir a mí. Aporrean mi puerta, me pregunto que querrán a estas horas.


Me dispongo a bajar las estrechas escaleras, mi padre está en el rellano del primer piso, aventurándose por las escaleras hacia la cocina, a la entrada. No me ha visto, bajo lentamente, mi corazón da un vuelvo cada vez que cruje la madera. Contemplo a mi padre, agachado en las escaleras, observando entre dos de las tablas separadoras de las escaleras y la cocina, al final de la escalera, arriba, son cortísimas, al principio una columna de madera. Los dos hombres hablan en voz baja con mi padre, en susurros, no logro escuchar nada, tampoco puedo verlos bien, la cortina de tiras de hierritos de colores impiden que pueda ver bien. Unos segundos después un sonido atronador invade la calma reinante de la noche, un fogonazo brilla tras la entrada, un grito mudo me aterroriza. El tiempo se detiene, mi mente está apagada, mis pies echan a correr escaleras abajo, pisando con la punta los estrechos escalones, casi planeando sobre ellos.


¡Sed felices! 

Toma mi mano

Toma mi mano
porque las sendas son oscuras,
porque conozco este infierno.
Toma mi mano,
porque tu alma es pura
y no quiero perderte.
Toma mi mano
y prometo mantenerte con vida.
Toma mi mano
porque si.
Toma mi mano
porque yo lo necesito.




martes, 23 de junio de 2015

Lira - Parte V


V. La vida y el dolor son inherentes. El uno se alimenta del otro, sin vida no habría dolor, sin éste, no seríamos seres vivos. Al igual que el alma es inseparable del pensamiento, éstos van siempre unidos, el pensamiento suele huir del cuerpo, el alma también; cuando dormimos, el pensamiento recrea un nuevo mundo, el alma le da la vida.

Todavía me duele en el corazón, me atraviesa un ligero puntazo, un fino alfiler capaz de remover mis recuerdos y sentimientos, éstos también van cogidos de la mano. Es un recuerdo morador en mi interior hace demasiados años, intenté olvidarlo, ni el alcohol ni los barbitúricos pudieron acaba con él. Unos días se muestra más intenso, otros apenas perceptible.

Recuerdo dónde estaba, tumbado en la hierba junto a la fuente del Peregrino, contemplando las nubes, soñando con agarrarme a una de ellas y volar, volar, volar como una golondrina, primero al sur, a Moguer, luego al norte, atravesar los campos de castilla, al este, al infinito. Pero no podía, ella era quien me retenía en el pueblo, ella era todos mis sueños, toda mi vida.


Aún así me gustaba soñar. Al acercarme a la fuente para echar un buen trago del agua fría, mi cuerpo se heló, una pequeña mariposa, blanca como el almidón, revoloteó frente a mí. Se posó encima de uno de los tubitos de plástico por los que se deslizaban los chorritos de agua, me miró, -No podría demostrarlo pero estoy seguro de que me miró- abrió las alas, tenían como decoración dos puntitos verdes, estremecieron todo mi cuerpo, parecían observarme. Luego cerró las alas y cayó suavemente, planeando, sobre el agua que se iba amontonando. Estaba muerta y sin saber porqué, un frio terrible inundó mi cuerpo de nuevo, se me nublaron los ojos y caí al suelo, no sentía nada.


¡Sed felices! 




Amar la luz es demasiado facil

Amar la luz es demasiado fácil,
amar a alguien que siempre esta sonriendo
y que no tiene ningún problema.
Difícil es amar a alguien a quien le han roto el corazón,
crea enlaces hacia su antiguo amante,
amar sus cicatrices que aunque no están dibujadas en la piel
su alma sufre por ellas y deberás sufrir como si fueran tuyas
Quiero amar la oscuridad
Su oscuridad.
Amar la luz es para cobardes
quiero enfrentarme con sus demonios y salir herida,
decir que solo fue una batalla perdida.
Quiero amar su oscuridad,
sus miedos y pesadillas.
Porque amar la luz es demasiado fácil
para el que no quiere amar de verdad.


Gracias por leer 

sábado, 20 de junio de 2015

Lira - Parte IV


IV. –Siempre vivimos en la misma callejuela, la calle oscura, mi casa estaba en el punto de unión entre la calle de bajada y la calle oscura. Solía pasar horas sentado en una pequeña silla antigua en la calle, hacia la noche, las señoras salían a la fresca, se organizaba un cacareo agradable, todas cotilleaban sobre quién estaba con quién. Yo nunca participaba en sus debates, pero me gustaba escuchar y enterarme de algún cotilleo interesante.

Lira vivía dos casas más allá del principio de la calle, en la parte izquierda. Esta había sido nuestro hogar, al igual que el de nuestros padres, desde que habíamos nacido. Mi momento preferido del día en verano solía ser a la mañana, sobre las siete, cuando los campesinos regaban las tierras y bajaba agua por el reguero, era una pequeña horadación en medio de la calle, mediante trampillas en el pilón, la dejaban caer a uno u otro lado, las señoras con un pequeño cubo de plástico azul, recogían agua y con una mano la esparcían por el suelo, para refrescarlo antes de la llegada del calor matutino, -se solía cernir sobre las calles a eso de las diez y media-.


Sus labios son finitos y rosados, dos pequeñitas tiras de pétalos de rosa, dos hileros de sangre, destacan mucho más gracias a su piel blanquita, trabaja todo el día casi siempre a la sombra, suele preparar la comida, tejer sentada en una silla en la calle en la cual casi siempre da la sombra, hay casas a los dos lados y al ser estrecha el sol sólo le da al mediodía, cuando está en la cumbre del cielo. Cuando teje suele tararear, incluso canturrea cancioncillas, muy bajo, su voz apenas es audible desde donde suelo estar. Se la ve feliz tejiendo, ladea la cabeza levemente, con suaves movimientos a izquierda, a derecha; remienda sábanas, jerséis, pantalones… siempre con una sonrisa en sus labios, con el rostro iluminado. Cada cierto tiempo mira hacia mi casa, le sonrío, le saludo con la mano y vuelve a mirar su trabajo, muy sonriente.


¡Sed felices!

jueves, 18 de junio de 2015

Te amo

Perdon.

Me enamore de este chico.
De sus ojos y su sonrisa, de su mente
¿Cual era el problema? Yo.
Menti de la peor manera posible.
¿Alguna vez les rompieron el corazon cuando ustedes acababan de darlo?
Yo hice eso, le hice eso
Detestable, imprudente e imperdonable.
Pero ¿Saben que es estar equivocada toda tu vida y encontrar la unica luz que te queda? ¿Navegar por este mundo sujetada de las apariencias?
El era mi salvacion. El era mi cancion favorita en este invierno.
Y yo menti.
Le menti a la mejor persona del mundo y le rompi el corazon
¿Que clase de persona hace eso? Pues yo.
Se que lo perdi pero lo ame.
Te amo.
Me enamore en 3o dias y destrui lo nuestro en 1


Lira - Parte III



III. Tiene dieciséis años, está en plena juventud, sus pechos están acabando de formarse, puede verse su contorno bajo las desgastadas camisas de su vestimenta diaria.

Me gusta contemplar la delicadeza de sus formas, su puntito final, su pequeñito pezón marcado bajo la tela desgastada. A veces, mientras recoge agua en el pilón me mira y sonríe, en ocasiones baja la mirada de una manera atrayente, otras me mira fijamente, entonces soy yo quien baja la mirada, sus ojos son tan perfectos, dos luceros verdes, dos parcelas de campo recién regado, recién segado, las puertas al paraíso terrenal prometido hace siglos por Dios.


Ella sabe cuando la miro, me gusta que lo sepa, no me dice nada, solo se queda quieta, se moja un poco las manos y se refresca la cabeza peinándose con los dedos hacia atrás, vuelve a mirarme, me saluda con la mano, dedica su más hermosa sonrisa para mí y con el balde a rebosar vuelve canturreando con su bonito caminar. 

La sigo, cerca de ella, pero con cierta distancia, en ocasiones mira hacia atrás sonriente, a veces  me escondo en alguna esquina, cuando ve que no la sigo, deja el balde en el suelo, comprueba nuevamente si estoy y coloca los brazos en jarra, con el ceño fruncido, los labios recogidos a la izquierda, ¡Está tan guapa cuando se enfada!, siempre acabo saliendo, entonces, me toca llevar el balde hasta su casa, mientras ella, cuando piensa que no me doy cuenta, me mira sonriente, en cuanto la miro, lanza una mirada inquisitiva, pero aún así, incluso así, está hermosísima.


¡Sed felices!


miércoles, 17 de junio de 2015

Dame una señal

Desvío la mirada 
en el estanque de plegarias,
¿Por que nadie escucha?
Porque hay silencio
Quiero matar mi silencio
y escapar de las miradas
que entierran sus dagas
en mi garganta,
que reparten sus 
innumerables golpes en mi 
moribundo ser.
Quiero gritar por mi libertad.
Dame una señal
y prometo seguir con vida
hasta tu regreso.
Dame una señal
y la noche no sera tan larga.

Gracias por leer.


lunes, 15 de junio de 2015

Lira - Parte II


II. Tengo remotos recuerdos de mi infancia, cuando aún podía corretear de aquí para allá, en los larguísimos veranos, el sol lúcido y cálido se solía acomodar en el pueblo, desde el alba las praderas eran un abismo de luz cegadora, en los olivos podían verse asomar tímidamente bañadas por el rocío matutino, desprendían su peculiar aroma, colonia de mi alma Extremeña, sus redondas olivas.

Yo no debía trabajar como lo hacían mis amigos, ellos eran de familia pobre, al igual que la mía, en cambio, a mi no me obligaban a trabajar, -¡Menuda suerte tienes!- Me decían mis amigos al volver de su jornada- Llevamos el día entero arando la tierra, con el sol, ¡Incluso el del mediodía! Dándonos en las piernas y los brazos ¡Ahora me duele al tocar!- Todos nos reíamos al ver a Julito, ¡Parecía una amapola recién florecida!

Cuando fui lo bastante grande para comprender las cosas, pregunté a mi padre porqué nosotros no labrábamos el campo como el resto del pueblo- ¡Porque si no, dónde pastarán las cabras!- él me tomaba el pelo- No te preocupes, tu estudia, tu futuro será muchísimo más brillante que el de tus amigos. Mi padre me obligó a ir a la escuela, lo cierto es que allí aprendí muchas cosas, de las cuales desconocía la mayoría, al final logré comprender el motivo por el que no labrábamos la tierra.


¡Sed felices!  

domingo, 14 de junio de 2015

Un poco del pasado

Esto es algo que escribí hace mucho.

puedes ver que me comienzo a quebrar,
y tus ojos hipócritas se desvían de los míos
que piden ayuda a gritos.
Desde la primera fila,
disfrutas es show de las moribundas almas,
que tu mismo has lastimado.
Tu mismo deslizas las navajas en la
fría piel de la pequeña niña
que no pedía mas que amor ¡No!
¡Ella no quería siquiera amor!
Y hoy le quitas las alas
de la libertad,
que no tenia aun.

sábado, 13 de junio de 2015

Lira - Parte I


I.  Lira es una jovencita realmente hermosa,- Sus labios son brillantes cual rayo de sol dulcemente posado en las aguas del río Tiétar- su sonrisita tan inocente como pícara me hace sentir unas extrañas, pero agradables cosquillas en lo más profundo de mi oscuro interior.

Su fino, suave, cabello hipnotiza mis sentidos al verla pasar canturreando cada mañana, con un balde asido con sus pequeños deditos, blanquitos y suaves, aun empleando cada hora del día en trabajar. Es marrón y brillante, cada hebra de su larga melena parece ser de un tono diferente, yo sinceramente no entiendo de tonos de un mismo color, pero los suyos me recuerdan a las tierras de Extremadura, los campos yermos, poblados levemente por secos olivos a los pies de mi querido pueblo, donde conocí a tan perfecto ángel, la mujer más bella que jamás he llegado a conocer; Villanueva de la vera.


Continuará...


Sed felices!

viernes, 12 de junio de 2015

Una de musica: Hozier

¡Una de música!














Posiblemente ya la has oído,
pero creo que es hora de que la escuches.
Este es Hozier y su exquisita voz.


Una de música: Extremoduro - Deltoya

¡Muy buenas! Hoy estrenamos sección, al igual que en mi otro blog se trata de una sección de música, espero que os gusten nuestras canciones, si es así, ¡comentádnoslo!

Y estreno sección con una canción del grupo de rock español Extremoduro, a mi personalmente me encanta este grupo, su música rockera y sus letras tan...¿suyas? ajjaja, espero que os guste.








Disfrutad de este viernes y el fin de semana y...



¡Sed felices!

jueves, 11 de junio de 2015

Quitame y te dare

Tenia ese cuaderno viejo,
 escondido en uno de los armarios
 en la antigua habitación de mis hermanos.
Mi dulce temporada de suicidios.
Dije que me deshice de el,
sin embargo al abrir la habitación,
el recuerdo me inunda y no se puede dejar de sentir
ese nudo de desgracia en el estomago,
le escribía a la soledad y a la muerte.
No quiero eso,
quiero crear mi propia primavera,
con girasoles y los versos de Quevedo.
Quiero crear una galería de poemas y 
sentarme a oler las rimas de la noche.
Quiero una primavera (Con el)
aprender a decodificar los orquídeas
y confabular con los lirios para
una sonata.
Robame el invierno y te daré mi primavera. 


Espero que los vídeos que comparto les gusten.
Gracias por leer.


miércoles, 10 de junio de 2015

En la silla eléctrica parte II de II



-¡No me toque!-Reaccionó de repente- No me toque, por favor- Se llevó las manos temblorosas al rostro, que había palidecido súbitamente, lo cubrió, tapando sus labios temblorosos y las lágrimas que comenzaban a brotar de sus oscurecidos ojos verdes.

Pasó inmóvil un segundo, volvió a mirar a su hija.

-¿Quién decide en este mundo quien vive o muere?- Su voz sonaba esta vez dura, distante y fría. ¿Quién se encarga de redactar las leyes diciendo que por cierto delito se debe morir? Y, sobre todo, ¿Quién pone a los jueces la venda en los ojos? Díganme, ¿Quién impide declarar inocente a una mujer que asesinó a su marido tras años de maltratos hacia ella y su adolescente hija?¿quién es tan sumamente hipócrita como para condenar a muerte a una persona por matar a otra que le había torturado durante años y le había hecho la vida imposible? ¿No es acaso su sentencia igual que la mía?

-Usted no puede tomarse la justicia por su propia mano- respondió el alcaide de la prisión, que se mantenía impasivo a la espera junto la silla eléctrica- para eso existen la ley y los jueces, para que juzguen a los delincuentes.

-¿Y qué iba a hacer si la ley y los jueces que usted dicta no hacían nada, que iba a hacer si me decían “agache la cabeza y cierre la boca, él es su marido”? ¿Debía aguantarlo? ¡Jamás! Él recibió lo que merecía y tuve que hacer yo lo que ustedes no querían hacer por ese extraño y equívoco sentimiento de grandeza respecto de las mujeres- su voz se había vuelto más dura y con trazas amenazantes-¿Ven estas manos?-las colocó a la altura del pecho, aún temblorosas- al igual que las suyas son capaces de matar, y lo hicieron con mi marido, ¿No ven en ellas ahora reflejada la fuerza de la que se jactan para creerse superiores? ¡La valía de una persona no se mide por la fuerza ni por la creencia, se mide por los buenos actos respecto del resto de elementos colindantes! ¡Vean que somos iguales, malditos canallas!

Dos guardas se aproximaron a ella con rostro enfadado, ataron sus manos a los reposabrazos de la silla, taparon su rostro cuando ella aún mascullaba y sin titubear activaron la palanca que comenzó a electrocutarla.

-¡Ustedes solo son fuertes si poseen un arma en la mano!- La joven salió corriendo secándose las lágrimas- ¡Cobardes!




¡Sed felices!

martes, 9 de junio de 2015

Infinito real

Infinito real


Quizá nunca sería un infinito real, una fina línea a caballo entre lo real y lo irreal. Siempre había pensado que era especial, ¿estaba, tal vez, equivocada? Ya no era una cría, los cuentos de princesas con final feliz le quedaban pequeños, refugiarse en ellos le era tan imposible como guardar un león en una caja de zapatos.

No llevaba ya cómodas zapatillas, no, calzaba incómodos zapatos de tacón simplemente por no quedarse atrás en los años, por tener aspecto, superficialmente, de mujer. Pero en su interior no lo era. Seguía creyendo ser una princesa, a pesar de los chicos que pisotearon ese ideal, era una joven que quería sentirse libre y tenía ataduras en pies y manos. Ataduras sociales, morales. Ataduras invisibles, ataduras que ahogaban.

Decidió sin contárselo a nadie huir una noche cálida de verano, con una mochila llena de ropa, una camiseta blanca de tirantes, shorts rojos y un moño flojo. Viviría ella sola en su casa de blancas paredes y suelos de mármol; de vestidos verdes con grandes enaguas; en su mundo de príncipes azules.

Decían que todo era un sueño pero no alcanzaban a entender que cuando sentían felicidad era pensando en sus profundos sueños. Y le miraban raro por querer vivir feliz en su estimado sueño. No aceptaban dejar huir la imaginación para crear un propio mundo donde vivir sin un ápice de sufrimiento ni mentira.

No aceptaban que viviera a su manera.


¡Sed felices!



Mi mejor momento en la vida

Hay un momento en la vida,
en el que ya nada tiene sentido.
Las canciones se reproducen y te sabes la letra de memoria,
las personas hablan y tu respondes porque sabes que dirán después.
Hay un momento en la vida en la que la lluvia te hace sentir mas sola,
en la que quieres abrazarte o simplemente entrar en una crisis nerviosa,
en el que sabes que tienes problemas, tienes la solución pero no sabes como enfrentarlos.
Hay un momento en la vida en la te quedas esperando en frente de una pared susurrando cosas,
viendo y escuchando cosas que no deberías ver ni escuchar,
en la que ya no puedes estar encerrado pero no quieres ir a fuera.
Yo tengo momentos de esos en mi vida (casi siempre)
Pero ahora lo tengo a el
y el es mi momento favorito en la vida.





ESPERO QUE LA LETRA LES GUSTE TANTO COMO A MI

lunes, 8 de junio de 2015

En la silla eléctrica Parte I de II

Parte I

Las dos manos estaban apretándose por las palmas, manteniendo cautivo un instante de angustiado dolor. Un instante en el cual no hubo palabras, la sola mirada triste de la joven al observar a su cautiva madre al otro lado del cristal bastaba para masticar el sentimiento reinante.  Las dos sabían que sus manos unidas servían para atrapar las lágrimas, sabían que cuando se separaran las dos estarían solas, la una sin la otra. 

Y ese momento llegaría.

No podían escucharse la respiración, el grueso cristal apretado entre sus manos lo impedía, pero veían subir y bajar velozmente el pecho de la otra. Un respirar angustiado, angustiado por dejar sola a su joven hija en el mundo. 

Angustiado por ver morir a su madre en la silla eléctrica.

-Vamos señora, ha llegado la hora- Un guarda la cogió del brazo, pero ella se resistió a separarse del cristal, su rostro se transformó en una mueca de dolor y tristeza- Tiene que sentarse-La realidad le golpeaba, comprendió que ocurriría. 

De nuevo se resistió a dejar de mirar a su hija, de mantenerse estanca en ese mismo instante, olvidando el mundo de alrededor, olvidando el traicionero pasar de las horas. 

El guarda volvió a tirar de ella.


Continuará...


¡Sed felices!

Me enamore de ti



Me enamore de aquel chico,
el que esperaba a otra,
el que escribía para ella,
el que no tenia ningún interés en mi,
el que no sabia de mi existencia.
Me enamore de aquel chico,
el chico que me escribe poemas,
el que intenta ver mi cuerpo desnudo
cuando yo he desnudado mi alma para el.
Me enamore de el chico de las bellas palabras
y terribles metáforas,
el que se sonroja sin saberlo,
el que con dos versos me hace llorar,
el que me esta reconstruyendo,
el que acaricia mis cicatrices cuando a otros le repugnaban

domingo, 7 de junio de 2015

Entre tú y yo




Siempre he pensado que el amor sentido verdaderamente
debe demostrarse con actos y no palabras, y quedar entre los dos.
Entre tú y yo.
Pensé largos momentos, y el amor, pensaba, no es para mí.
Apareciste tu, sin llamar, lanzando verdes y alegría,
azules, esperanza en mis paredes tintadas en escala
de grises.
Y te reías.
Tú me decías: me encantan tus versos.
Y me mirabas con esa tierna mirada repleta de amor, y así es imposible
dejar de mirarte,
y sin embargo,
se notaba en los límites de tu sonrisa un amargo sabor,
un hondo dolor.


¡Sed felices!


Dime






Dime,¿por que sigues aquí cuando
 mis mas venenosas palabras te he dado?
Conviertes todo este dolor en algo mas.
Creas un lugar nuevo para mi
al saber que yo destruí el mio,
me das pájaros y colibrís para que sea libre,
pinceles nuevos para que pinte.
No hago mas que llorar,
ir en círculos una y otra vez
Cuando a ti te arrancaron las alas
y de el fuego te redimiste.
Dime¿Por que sigues aquí sabiendo que
hay algo mejor?



viernes, 5 de junio de 2015

No lo es

Se me aceleraba el corazón al escucharte contar,
serena,
todos los rotos que te persiguen o perseguían,
como un manto cubriendo tu cuerpo sollozante,
intentando esconder tus cicatrices.
Solamente quise rozarlas,
suavemente,
con mis dedos o con mis labios, intentando hacerlas cicatrizar
también dentro de ti.
Me decías: yo no quiero caridad.
No lo es.
Solo quiero intentar arreglarte, pequeña.

jueves, 4 de junio de 2015

Second


Me aferre a las migajas de esperanza,
a lo que tu representas,
a los colores que me has dado
y los poemas aun no publicados,
Me quede con la clara imagen de tus ojos,
esos que me llevan a aquel lugar donde nadie nos puede encontrar.
Estoy embriagada de tu sonrisa
y enamorada de tu mente.
Dejemos todo,
olvidemos la nada,
empecemos de nuevo.

Te digo


Te digo: Me gustó verte,
creo que se me quedan cortas las metáforas.
Quizá las palabras no sean suficientes para ti, o para mí,
tal vez ahora seamos un recuerdo plasmado en la pared más clara
del pecho retumbando
en la lejanía de nuestros separados cuerpos.
Es cierto que mi lengua necesita oler el sabor de cada centímetro
de tus besos,
que mis labios repiquetean piedrecitas
contra mis pies
pues desean rozar todos tus poros,
cada una de tus cicatrices,
suavemente,
para hacerte olvidar sus muescas en tus piernas y tener,
únicamente,
mis besos en tu recuerdo, y quizá mis susurrados
te quiero.
Sabes, nunca pensé odiar tanto los kilómetros,
siempre me parecieron la excusa perfecta para olvidar,
y ahora queman como caminar entre tristes fogones encendidos del paladar.
Tampoco pensé que llegaría a apreciar tanto los segundos,
que contigo son como largas horas,
o fugaces miradas embebidas de amor congelado.
Recuerda mis susurrados, casi inaudibles, te quieros,
como si no fueran conmigo(pero nos atan).

miércoles, 3 de junio de 2015

FIRST





Ibas tras la chica de la sonrisa rota,
que dejaba una estela de mentiras,
creando su mundo, 
ahogándose en sus palabras.
"Déjame entrar" decías,
tan dulce e insistente,
golpeabas las puertas,
hacías añicos las ventanas
y derribabas mis muros.
Con un cálido aliento tus ojos me dirigieron,
porque "merecía algo mejor",
porque "era una buena chica".
Quería decir que tu lo eras,
quería decirte cuanto te necesitaba,
como me sacaste de mi agujero,
que tu también merecías algo mejor,
que la vida nunca tuvo tanto sentido
hasta que llegaste a mi lado.